El Cor de Llum

En una cueva-ermita en el Desierto de Judá habitada por un santo ermitaño un día que la lluvia derrumbó el techo de su cueva, miró... y vio... la Luz! La Luz que todo lo llena y que convertía su techo roto en un icono del Corazón de Dios Era como la abertura al espacio infinito. El Cor de Llum... Contemplando al que nos mira dentro del corazón, el corazón pobre y libre de todo lastre, se transfigura vacío de si mismo en resplandor purísimo del Corazón de Luz (Cor de Llum)

25 febrero 2006

¿Qué hice, Señor, de tus dones?

Sí; si S. francisco tiene razón... ¡cuanto más lo siento así yo!
-Fray León, fray León, dime: "Francisco, indigna creatura, eres un gran pecador".
-Francisco, eres un gran pecador, -contestaba obedeciendo Fray León.
-Fray León, fray León, vuelve a decirme: "Francisco, indigna creatura, eres un gran pecador".
Y volvía a obedecer, casi con lágrimas en los ojos, Fray León.
Iban camino a Asís, ya en el último año de la vida del santo, venerado por todos los que le conocían. Y volvía a pedirle:
-Fray León, fray León dime que soy un gran pecador.
Al final Fray León no pudo más y, ya sin contener el llanto, poniéndose de rodillas y besando las manos llagadas de Francisco, le suplicó: -Padre mío, Padre mío Francisco, ves como toda la gente te busca y escucha tus palabras, se convierte, se cura; ves como los buenos fieles te consideran santo; ves como Dios te ha colmado de Dones y ¡tú me pides a mí que te conozco más que nadie que te diga que eres un pecador!. -Justamente, hermanito León. Que si el más miserable de los asesinos hubiera recibido la mitad de las gracias que yo he recibido, sería mil veces mejor que yo.
De las Florecillas de S. Francisco