¡Viva la pobreza!
Sí, ¡viva la santa pobreza! ¿No fue a los anawim a quien se manifestó Jahvé en toda su gloria? ¿No fue a los pobres de Yahvé a quien Jesús se dirigió y quienes mejor le escucharon?
Como decía mi madre cuando nos quejábamos de no tener o no poder algo, "tenemos techo, vestido y comida suficiente... solo esto es verdaderamente necesario y no todos lo tienen!" Bueno, como no era sermonera, no decía lo más evidente, que teníamos a Dios que daba sentido a todo cuanto vivíamos y hacíamos, que era el que nos daba la fuerza y la ilusión de vivir, de aprender, y de soñar.
Nos lo decía con su buen ejemplo. La alegría serena y no quejarse nunca de nada ni nadie (aun debo aprender...) Pensar siempre en los demás y no en si misma. La Misa diaria. El rosario en familia, también; aunque casi todos mis hermanos eran muy hábiles en esquivar su práctica. Y la bondad para con todos; nunca despedía a un pobre sin algo en las manos..., aunque nosotros no teníamos lujos! Recuerdo que estuvo ahorrando meses para poder ir conmigo a comprar una Biblia que compartíamos las dos. Era "nuestra" Biblia...
Y mi padre tenía una esposa "segura", que le aguantaba todas sus rarezas, una mujer que lo cuidaba como a su primer hijo, con todo detalle, como algo tan natural que ni se planteaba "derechos". La verdad es que puede ser muy injusto eso de las esposas que se someten a sus esposos, sobre todo cuando ellos no compensan mucho con su afecto y se lo toman como un "derecho masculino", pero yo admiro a mi madre que fue capaz de llevar adelante a toda la tropa de marido y nueve hijos con tanta virtud. No le hacíamos mucho caso... pero después de morir, me he dado cuenta que en mi familia, cuando hay problemas, ¡le piden a ella que los arregle!
Como decía mi madre cuando nos quejábamos de no tener o no poder algo, "tenemos techo, vestido y comida suficiente... solo esto es verdaderamente necesario y no todos lo tienen!" Bueno, como no era sermonera, no decía lo más evidente, que teníamos a Dios que daba sentido a todo cuanto vivíamos y hacíamos, que era el que nos daba la fuerza y la ilusión de vivir, de aprender, y de soñar.
Nos lo decía con su buen ejemplo. La alegría serena y no quejarse nunca de nada ni nadie (aun debo aprender...) Pensar siempre en los demás y no en si misma. La Misa diaria. El rosario en familia, también; aunque casi todos mis hermanos eran muy hábiles en esquivar su práctica. Y la bondad para con todos; nunca despedía a un pobre sin algo en las manos..., aunque nosotros no teníamos lujos! Recuerdo que estuvo ahorrando meses para poder ir conmigo a comprar una Biblia que compartíamos las dos. Era "nuestra" Biblia...
Y mi padre tenía una esposa "segura", que le aguantaba todas sus rarezas, una mujer que lo cuidaba como a su primer hijo, con todo detalle, como algo tan natural que ni se planteaba "derechos". La verdad es que puede ser muy injusto eso de las esposas que se someten a sus esposos, sobre todo cuando ellos no compensan mucho con su afecto y se lo toman como un "derecho masculino", pero yo admiro a mi madre que fue capaz de llevar adelante a toda la tropa de marido y nueve hijos con tanta virtud. No le hacíamos mucho caso... pero después de morir, me he dado cuenta que en mi familia, cuando hay problemas, ¡le piden a ella que los arregle!
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