El Cor de Llum

En una cueva-ermita en el Desierto de Judá habitada por un santo ermitaño un día que la lluvia derrumbó el techo de su cueva, miró... y vio... la Luz! La Luz que todo lo llena y que convertía su techo roto en un icono del Corazón de Dios Era como la abertura al espacio infinito. El Cor de Llum... Contemplando al que nos mira dentro del corazón, el corazón pobre y libre de todo lastre, se transfigura vacío de si mismo en resplandor purísimo del Corazón de Luz (Cor de Llum)

10 marzo 2006

¡Viva la pobreza!

Sí, ¡viva la santa pobreza! ¿No fue a los anawim a quien se manifestó Jahvé en toda su gloria? ¿No fue a los pobres de Yahvé a quien Jesús se dirigió y quienes mejor le escucharon?

Como decía mi madre cuando nos quejábamos de no tener o no poder algo, "tenemos techo, vestido y comida suficiente... solo esto es verdaderamente necesario y no todos lo tienen!" Bueno, como no era sermonera, no decía lo más evidente, que teníamos a Dios que daba sentido a todo cuanto vivíamos y hacíamos, que era el que nos daba la fuerza y la ilusión de vivir, de aprender, y de soñar.

Nos lo decía con su buen ejemplo. La alegría serena y no quejarse nunca de nada ni nadie (aun debo aprender...) Pensar siempre en los demás y no en si misma. La Misa diaria. El rosario en familia, también; aunque casi todos mis hermanos eran muy hábiles en esquivar su práctica. Y la bondad para con todos; nunca despedía a un pobre sin algo en las manos..., aunque nosotros no teníamos lujos! Recuerdo que estuvo ahorrando meses para poder ir conmigo a comprar una Biblia que compartíamos las dos. Era "nuestra" Biblia...

Y mi padre tenía una esposa "segura", que le aguantaba todas sus rarezas, una mujer que lo cuidaba como a su primer hijo, con todo detalle, como algo tan natural que ni se planteaba "derechos". La verdad es que puede ser muy injusto eso de las esposas que se someten a sus esposos, sobre todo cuando ellos no compensan mucho con su afecto y se lo toman como un "derecho masculino", pero yo admiro a mi madre que fue capaz de llevar adelante a toda la tropa de marido y nueve hijos con tanta virtud. No le hacíamos mucho caso... pero después de morir, me he dado cuenta que en mi familia, cuando hay problemas, ¡le piden a ella que los arregle!