El Cor de Llum

En una cueva-ermita en el Desierto de Judá habitada por un santo ermitaño un día que la lluvia derrumbó el techo de su cueva, miró... y vio... la Luz! La Luz que todo lo llena y que convertía su techo roto en un icono del Corazón de Dios Era como la abertura al espacio infinito. El Cor de Llum... Contemplando al que nos mira dentro del corazón, el corazón pobre y libre de todo lastre, se transfigura vacío de si mismo en resplandor purísimo del Corazón de Luz (Cor de Llum)

08 abril 2006

...Expectantes en tu espera

El amor que desubica, sorprendente,
y rompe sus olas en la fragil playa de mi vida
despierta ecos multiplicando sus llamadas
al aire, al sol y a la vida agradecida
que responde desde el bosque y la montaña
con gorjeos de pájaros y risas de hojas verdes,
que danzan sus gotas de lluvia irisando el alba
mientras elfos invisibles desgranan sus canciones
de sonidos inaudibles que callaban,
resonando secretamente en cánticos de gozo.

A su música, gozoso y triste resuena el eco de un lamento
del corazón atraído por espacios infinitos,
esperando la nave secreta que solo ellos conocen
para llevarnos al Reino más allá de las estrellas.
Navegaré con ellos hasta la Puerta aquella
que un dia me mostró todos los mundos
y me puso a danzar de puro gozo
entre mundos, cielos y estrellas infinitas.

Seguiré danzando, y eternamente amando
aquel mundo que a los pies sigue llorando,
con mi Amado invisible en un baile de estrellas,
con mi Amigo y Señor, en sus brazos, abrazando
gentes y mundos, galaxias y universos,
mientras como granillo de arena que Él puso en el camino
siento sobre mí los pies que trazan sendas nuevas,
para que allí amante lo espere y busque siempre,
junto a millares de seres y de gentes, y de mundos en danza,
pequeño granillo de arena sostenido en el abrazo
del Amor de mi Dios Altísimo y Amado.

Con Él, con mi Señor, lloraré y cantaré toda canción
que resuene en los cielos y en la tierra,
siendo amor en Él, ya que me importa
ser universo infinito, o ser tan solo,
en los caminos, una ínfima y olvidada partícula de arena.

Porque el mismo Amor llena lo inmenso,
lo pequeño, lo diverso, lo alejado o lo cercano y lo infinito.
¡Qué importará mientras sepa que eres Tú, mi Dios,
quien para siempre en tu Palabra y tu Silencio
no cesarás de ser en mí y amarme,
apareciendo ante mí con tus mil rostros
de Amante: del Amado y del Amigo...
Del Esposo que me espera siempre y me libera,
en eterno abrazo y en la danza consumada de los siglos
y universos que se mueven expectantes en tu espera.

Sabado santo, 2006