El Cor de Llum

En una cueva-ermita en el Desierto de Judá habitada por un santo ermitaño un día que la lluvia derrumbó el techo de su cueva, miró... y vio... la Luz! La Luz que todo lo llena y que convertía su techo roto en un icono del Corazón de Dios Era como la abertura al espacio infinito. El Cor de Llum... Contemplando al que nos mira dentro del corazón, el corazón pobre y libre de todo lastre, se transfigura vacío de si mismo en resplandor purísimo del Corazón de Luz (Cor de Llum)

17 marzo 2006

Cultura y Diálogo interreligioso

En el corazón de cada cultura se halla el acercamiento al misterio de Dios y del hombre. No hay cultura que no sea esencialmente religiosa. La única excepción a esta regla universal parece ser la cultura occidental actual, como señala con frecuencia el Papa Benedicto y, ya antes, el Cardenal Ratzinger.

Con respecto al diálogo hay muchos equívocos. En primer lugar, el diálogo verdadero se establece entre religiosos, no entre religiones. Los creyentes sinceros de toda religión, no tienen dificultad para comprenderse, pues se encuentran en esa dimensión religiosa fundamental que es común a la humanidad.

Los problemas suelen venir cuando entran en contacto dos comunidades o grupos religiosos, que se manifiestan precisamente en el terreno de la cultura. Esto es lo que provoca dificultades para la convivencia, que hay que resolver con mucha delicadeza. En el reciente caso de las viñetas sobre el Profeta, ha habido claramente una ofensa religiosa, que los musulmanes han percibido como una blasfemia. Pero después, la violencia que se ha desencadenado en muchos países musulmanes, no ha sido una reacción religiosa, sino cultural, descaradamente manipulada por oscuros intereses.