Ad te levavi animam meam
Ad te levavi animam meam:Deus meus in te confido,non erubescam:
neque irrideant me inimici mei: et enim universi qui te expectant,non
confundentur Vias tuas, Domine, demonstra mihi:
et semitas tuas edoce me.
En una cueva-ermita en el Desierto de Judá habitada por un santo ermitaño un día que la lluvia derrumbó el techo de su cueva, miró... y vio... la Luz! La Luz que todo lo llena y que convertía su techo roto en un icono del Corazón de Dios Era como la abertura al espacio infinito. El Cor de Llum... Contemplando al que nos mira dentro del corazón, el corazón pobre y libre de todo lastre, se transfigura vacío de si mismo en resplandor purísimo del Corazón de Luz (Cor de Llum)
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