El Cor de Llum

En una cueva-ermita en el Desierto de Judá habitada por un santo ermitaño un día que la lluvia derrumbó el techo de su cueva, miró... y vio... la Luz! La Luz que todo lo llena y que convertía su techo roto en un icono del Corazón de Dios Era como la abertura al espacio infinito. El Cor de Llum... Contemplando al que nos mira dentro del corazón, el corazón pobre y libre de todo lastre, se transfigura vacío de si mismo en resplandor purísimo del Corazón de Luz (Cor de Llum)

23 julio 2006

Anáfora de San Juan Crisóstomo de la Liturgia oriental

La Santa Anáfora

D: De pie. Permanezcamos llenos de asombro. Estemos atentos, para que podamos presentar la santa ofrenda en paz.

P: Misericordia y paz, un sacrificio de alabanza.

S: La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo + estén con todos ustedes.

P: Y con tu espíritu.

S: Levantemos el corazón.

P: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

S: Demos gracias al Señor.

P: Es justo y necesario (adorar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, la Trinidad Una en esencia e inseparable.)

S: Es justo y necesario cantarte, bendecirte, alabarte, darte gracias y adorarte en todos los lugares de Tu dominio; pues Tú eres Dios inefable, incomprensible, invisible, más allá del entendimiento, eterno e inmutable, Tú y Tu Hijo unigénito y Tu Santo Espíritu. Tú nos creaste de la nada, y cuando caímos, Tú nos levantaste de nuevo. No escatimas en hacer cualquier cosa hasta llevarnos al cielo y darnos Tu reino venidero. Por todo esto Te damos gracias a Ti, a Tu Hijo unigénito y a Tu Santo Espíritu; por todas las cosas que sabemos y por las que ignoramos, por las bendiciones concedidas que vemos y las que no vemos. También Te damos gracias por esta liturgia que Te dignas aceptar de nuestras manos, a pesar de que Tú estás rodeado de miles de Arcángeles y decenas de miles de Ángeles, por los Querubines y los Serafines, con seis alas, muchos ojos que aletean,

S: Cantando, proclamando, gritando y diciendo el himno triunfal:

(De Rodillas)

P: Santo, santo, santo, es el Señor Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de Tu gloria, Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

S: Junto con estos bienaventurados espíritus, misericordioso Señor, nosotros también proclamamos y decimos: Tú eres santo, santísimo, Tú y Tu Hijo unigénito y Tu Santo Espíritu. Tú eres santo, santísimo y sublime en Tu gloria. Tanto amaste a Tu mundo que diste a Tu Hijo unigénito para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Él vino y cumplió el plan divino por nosotros. En la noche en que iba a ser entregado, o más bien. cuando Él se entregó a Sí mismo por la vida del mundo, tomó pan en Sus santas, puras e inmaculadas manos, dio gracias, lo bendijo, santificó, partió y lo dio a sus santos discípulos y apóstoles diciendo

(El sacerdote y el diácono señalan al diskos.)

S: TOMAD, COMED, ESTO ES MI CUERPO QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

P: Amén.

(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)

S: De igual forma, acabada la cena, tomó el cáliz, diciendo:

(El sacerdote y el diácono señalan al cáliz.)

S: BEBED TODOS DE ÉL; ESTO ES MI SANGRE, SANGRE DE LA NUEVA ALIANZA DERAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

P: Amén.

(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)

S: Así pues, conmemorando el mandamiento del Salvador, y todo lo que sucedió por nosotros, la cruz, el sepulcro, la resurrección al tercer día, la ascensión al cielo, la entronización a la derecha del Padre y la segunda y gloriosa venida,

(El sacerdote eleva el diskos y el cáliz.)

S: Te ofrecemos estos dones de Tus propios dones, en nombre todos y por todos.

P: Te alabamos, Te bendecimos, Te damos gracias y Te suplicamos, Señor Dios nuestro.

S: Nuevamente Te ofrecemos este sacrificio espiritual sin derramamiento de sangre y Te pedimos, Te rogamos y Te suplicamos: manda a Tu Santo Espíritu sobre nosotros y sobre estos dones que te presentamos.

(D: Reverendo padre, bendice el pan santo.)

Y transforma este pan + en el Cuerpo precioso de Tu Cristo.

(Bendice el Pan.)

(D: Amén. Reverendo padre, bendice el santo cáliz.)

S: Y transforma lo que hay en este Cáliz + en la Sangre preciosa de Tu Cristo.

(Bendice el Cáliz.)

(D: Amén. Reverendo padre, bendice ambos.)

S: Transfórmalos + por Tu Espíritu Santo.

(Bendice ambos.)

(D: Amén, Amén, Amén.)

(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)

S: De modo que para los que participemos de ellos sean bien para el alma, el perdón de los pecados, la comunión de Tu Santo Espíritu, la plenitud del reino celestial, confianza delante de Ti, y no juicio o condenación. De nuevo te presentamos este sacrificio espiritual por aquellos que descansan en la fe, ancestros, padres, patriarcas, profetas, apóstoles, predicadores, evangelistas, mártires, confesores, ascetas, y por todo espíritu justo perfeccionado por la fe.

S: Especialmente por nuestra Señora, la santísima, inmaculada, bienaventurada, gloriosa, Madre de Dios y siempre virgen María.

(De Pie)

P: En verdad es justo bendecirte, bienaventurada, inmaculada y madre de nuestro Dios. Más honorable que los Querubines, y sin comparación más gloriosa que los Serafines, que siendo Virgen, diste a luz a Dios, la Palabra. Te glorificamos, verdadera Madre de Dios.

((Durante el tiempo de pascua)

P: El Ángel saludó a la Santa Madre: "Salve, Virgen pura." Y nuevamente dijo: "Salve, porque al tercer día tu Hijo se levantó de la tumba y levantó a los muertos. Por eso, llénense de gozo todos los pueblos.

Brilla, Brilla Nueva Jerusalén, porque la Gloria del Señor está sobre ti. Salta de gozo y regocíjate el día de hoy, Sión. Y tu, inmaculada Madre de Dios, gloríate en la resurrección de aquel a quien diste a luz.)

S: Por San Juan Bautista, el profeta y precursor; por los santos, gloriosos y honorables Apóstoles; por San(Santo, Santa, los Santos) N. (y N.) cuya memoria celebramos hoy; y por todos Tus santos, Dios Nuestro, bendícenos por sus súplicas. Recuerda también a todos los que se durmieron en la esperanza de la resurrección a la vida eterna. N. (y N.) y concédeles el descanso, Dios Nuestro, en el resplandor de tu luz admirable. De nuevo, Te suplicamos, Señor, recuerda a todos los obispos que enseñan rectamente la palabra de Tu verdad, a todos los presbíteros, a todos los diáconos en servicio de Cristo, y a todos los ministros. También te ofrecemos este sacrificio espiritual por el mundo entero, por la Santa Iglesia Católica y Apostólica, por todos aquellos que viven en pureza y santidad. Y por todos aquellos en el servicio público; permíteles, Señor, servir y gobernar en paz de modo que por el cumplimiento fiel de sus deberes podamos tener una vida de paz y serenidad en piedad y santidad.

S: Ante todo, Señor, recuerda a Su Santidad, nuestro Pontífice Ecuménico N. Papa de Roma, a nuestro Eminentísimo señor Arzobispo Metropolitano N., a nuestro Ilustrísimo señor Obispo N. y a sus ilustres obispos auxiliares. Concédeles servir a tu Santa Iglesia en paz. Consérvalos salvos, honorables y saludables por muchos años, enseñando la palabra de Tu verdad.

D: Recuerda también, Señor, aquellos que vienen a la mente de cada uno de nosotros y a todo Tu pueblo.

P: Y a todo Tu pueblo.

S: Recuerda, Señor, la ciudad en la que vivimos, toda ciudad y país, y a los fieles que viven en ellos. Recuerda, Señor, a los viajeros, los enfermos, los que sufren, los cautivos, concédeles protección y salvación. Recuerda, Señor, a los que hacen obras de caridad, a los que sirven en Tus santas iglesias, y los que sirven a los pobres. Y derrama Tu misericordia sobre todos nosotros.

S: Y concédenos que con una sola voz y un solo corazón glorifiquemos y alabemos Tu santísimo y majestuoso nombre; Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

P: Amén.

S: La misericordia de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo estén + con todos ustedes.

P: Y con tu espíritu.