El Cor de Llum
En una cueva-ermita en el Desierto de Judá habitada por un santo ermitaño un día que la lluvia derrumbó el techo de su cueva, miró... y vio... la Luz! La Luz que todo lo llena y que convertía su techo roto en un icono del Corazón de Dios Era como la abertura al espacio infinito. El Cor de Llum... Contemplando al que nos mira dentro del corazón, el corazón pobre y libre de todo lastre, se transfigura vacío de si mismo en resplandor purísimo del Corazón de Luz (Cor de Llum)
25 agosto 2006
Intuiciones de Teilhard de Chardin. Nuestro hoy
Dans l'état de bouleversement et d'agitation où se trouve actuellement le Monde, il est devenu très difficile, à moins de quitter et de dépasser l'échelle individuelle, d'apprécier la signification de ce qui se passe aujourd'hui sur Terre. Tant de mouvements divers (mouvements d'idées, de passions, d'institutions et de peuples) se croisent et se heurtent autour de nous en ce moment que, à tout homme qui réfléchit, il peut sembler que la nef humaine vogue à l'aventure. Avançons-nous ? ou reculons-nous ? ou bien sommes-nous simplement ballottés sur place ? Impossible de décider, tant que nous restons au ras des flots. Les vagues nous cachent l'horizon… Pour sortir d'une incertitude qui menace de paralyser notre action, je ne vois qu'un seul moyen : prendre de l'altitude, et monter assez haut pour que, par-dessus le désordre superficiel des détails, se découvre la régularité significative de quelque grand phénomène. Émerger pour voir clair : voilà ce que j'ai essayé de faire ; et voilà ce qui m'amène ici à accepter, si invraisemblables qu'elles paraissent, la réalité et les conséquences du processus cosmique majeur auquel, faute de terme plus expressif, j'ai donné le nom de « planétisation humaine ».
24 julio 2006
Ave, Regina caelorum
Ave, Regina caelorum:
Ave, Domina Angelorum.
Salve, Radix sancta, ex qua mundo
Lux est orta.
Gaude, gloriosa, super omnes speciosa.
Vale, Valde decora,
et pro nobis semper Christum exora.
Ave Regina dei cieli,
Ave Signora degli angeli,
Salve, Radice santa, dalla quale è sorta la Luce del mondo.
Gioisci, gloriosa, bella fra tutte le donne,
salve, o tutta santa,
prega per noi Cristo Signore.
Alegreu-vos, Senyora dels àngels.
Salve, Porta Santa, d'on va sortir
la Llum del món.
Gaudiu, gloriosa, la més bella de totes les criatures.
Salve, tota santa,
i pregueu per nosaltres a Crist, el Senyor.
Ad te levavi animam meam
Ad te levavi animam meam:Deus meus in te confido,non erubescam:
neque irrideant me inimici mei: et enim universi qui te expectant,non
confundentur Vias tuas, Domine, demonstra mihi:
et semitas tuas edoce me.
23 julio 2006
Anáfora de San Juan Crisóstomo de la Liturgia oriental
La Santa Anáfora
D: De pie. Permanezcamos llenos de asombro. Estemos atentos, para que podamos presentar la santa ofrenda en paz.
P: Misericordia y paz, un sacrificio de alabanza.
S: La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo + estén con todos ustedes.
P: Y con tu espíritu.
S: Levantemos el corazón.
P: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
S: Demos gracias al Señor.
P: Es justo y necesario (adorar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, la Trinidad Una en esencia e inseparable.)
S: Es justo y necesario cantarte, bendecirte, alabarte, darte gracias y adorarte en todos los lugares de Tu dominio; pues Tú eres Dios inefable, incomprensible, invisible, más allá del entendimiento, eterno e inmutable, Tú y Tu Hijo unigénito y Tu Santo Espíritu. Tú nos creaste de la nada, y cuando caímos, Tú nos levantaste de nuevo. No escatimas en hacer cualquier cosa hasta llevarnos al cielo y darnos Tu reino venidero. Por todo esto Te damos gracias a Ti, a Tu Hijo unigénito y a Tu Santo Espíritu; por todas las cosas que sabemos y por las que ignoramos, por las bendiciones concedidas que vemos y las que no vemos. También Te damos gracias por esta liturgia que Te dignas aceptar de nuestras manos, a pesar de que Tú estás rodeado de miles de Arcángeles y decenas de miles de Ángeles, por los Querubines y los Serafines, con seis alas, muchos ojos que aletean,
S: Cantando, proclamando, gritando y diciendo el himno triunfal:
(De Rodillas)
P: Santo, santo, santo, es el Señor Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de Tu gloria, Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
S: Junto con estos bienaventurados espíritus, misericordioso Señor, nosotros también proclamamos y decimos: Tú eres santo, santísimo, Tú y Tu Hijo unigénito y Tu Santo Espíritu. Tú eres santo, santísimo y sublime en Tu gloria. Tanto amaste a Tu mundo que diste a Tu Hijo unigénito para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Él vino y cumplió el plan divino por nosotros. En la noche en que iba a ser entregado, o más bien. cuando Él se entregó a Sí mismo por la vida del mundo, tomó pan en Sus santas, puras e inmaculadas manos, dio gracias, lo bendijo, santificó, partió y lo dio a sus santos discípulos y apóstoles diciendo
(El sacerdote y el diácono señalan al diskos.)
S: TOMAD, COMED, ESTO ES MI CUERPO QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
P: Amén.
(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)
S: De igual forma, acabada la cena, tomó el cáliz, diciendo:
(El sacerdote y el diácono señalan al cáliz.)
S: BEBED TODOS DE ÉL; ESTO ES MI SANGRE, SANGRE DE LA NUEVA ALIANZA DERAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
P: Amén.
(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)
S: Así pues, conmemorando el mandamiento del Salvador, y todo lo que sucedió por nosotros, la cruz, el sepulcro, la resurrección al tercer día, la ascensión al cielo, la entronización a la derecha del Padre y la segunda y gloriosa venida,
(El sacerdote eleva el diskos y el cáliz.)
S: Te ofrecemos estos dones de Tus propios dones, en nombre todos y por todos.
P: Te alabamos, Te bendecimos, Te damos gracias y Te suplicamos, Señor Dios nuestro.
S: Nuevamente Te ofrecemos este sacrificio espiritual sin derramamiento de sangre y Te pedimos, Te rogamos y Te suplicamos: manda a Tu Santo Espíritu sobre nosotros y sobre estos dones que te presentamos.
(D: Reverendo padre, bendice el pan santo.)
Y transforma este pan + en el Cuerpo precioso de Tu Cristo.
(Bendice el Pan.)
(D: Amén. Reverendo padre, bendice el santo cáliz.)
S: Y transforma lo que hay en este Cáliz + en la Sangre preciosa de Tu Cristo.
(Bendice el Cáliz.)
(D: Amén. Reverendo padre, bendice ambos.)
S: Transfórmalos + por Tu Espíritu Santo.
(Bendice ambos.)
(D: Amén, Amén, Amén.)
(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)
S: De modo que para los que participemos de ellos sean bien para el alma, el perdón de los pecados, la comunión de Tu Santo Espíritu, la plenitud del reino celestial, confianza delante de Ti, y no juicio o condenación. De nuevo te presentamos este sacrificio espiritual por aquellos que descansan en la fe, ancestros, padres, patriarcas, profetas, apóstoles, predicadores, evangelistas, mártires, confesores, ascetas, y por todo espíritu justo perfeccionado por la fe.
S: Especialmente por nuestra Señora, la santísima, inmaculada, bienaventurada, gloriosa, Madre de Dios y siempre virgen María.
(De Pie)
P: En verdad es justo bendecirte, bienaventurada, inmaculada y madre de nuestro Dios. Más honorable que los Querubines, y sin comparación más gloriosa que los Serafines, que siendo Virgen, diste a luz a Dios, la Palabra. Te glorificamos, verdadera Madre de Dios.
((Durante el tiempo de pascua)
P: El Ángel saludó a la Santa Madre: "Salve, Virgen pura." Y nuevamente dijo: "Salve, porque al tercer día tu Hijo se levantó de la tumba y levantó a los muertos. Por eso, llénense de gozo todos los pueblos.
Brilla, Brilla Nueva Jerusalén, porque la Gloria del Señor está sobre ti. Salta de gozo y regocíjate el día de hoy, Sión. Y tu, inmaculada Madre de Dios, gloríate en la resurrección de aquel a quien diste a luz.)
S: Por San Juan Bautista, el profeta y precursor; por los santos, gloriosos y honorables Apóstoles; por San(Santo, Santa, los Santos) N. (y N.) cuya memoria celebramos hoy; y por todos Tus santos, Dios Nuestro, bendícenos por sus súplicas. Recuerda también a todos los que se durmieron en la esperanza de la resurrección a la vida eterna. N. (y N.) y concédeles el descanso, Dios Nuestro, en el resplandor de tu luz admirable. De nuevo, Te suplicamos, Señor, recuerda a todos los obispos que enseñan rectamente la palabra de Tu verdad, a todos los presbíteros, a todos los diáconos en servicio de Cristo, y a todos los ministros. También te ofrecemos este sacrificio espiritual por el mundo entero, por la Santa Iglesia Católica y Apostólica, por todos aquellos que viven en pureza y santidad. Y por todos aquellos en el servicio público; permíteles, Señor, servir y gobernar en paz de modo que por el cumplimiento fiel de sus deberes podamos tener una vida de paz y serenidad en piedad y santidad.
S: Ante todo, Señor, recuerda a Su Santidad, nuestro Pontífice Ecuménico N. Papa de Roma, a nuestro Eminentísimo señor Arzobispo Metropolitano N., a nuestro Ilustrísimo señor Obispo N. y a sus ilustres obispos auxiliares. Concédeles servir a tu Santa Iglesia en paz. Consérvalos salvos, honorables y saludables por muchos años, enseñando la palabra de Tu verdad.
D: Recuerda también, Señor, aquellos que vienen a la mente de cada uno de nosotros y a todo Tu pueblo.
P: Y a todo Tu pueblo.
S: Recuerda, Señor, la ciudad en la que vivimos, toda ciudad y país, y a los fieles que viven en ellos. Recuerda, Señor, a los viajeros, los enfermos, los que sufren, los cautivos, concédeles protección y salvación. Recuerda, Señor, a los que hacen obras de caridad, a los que sirven en Tus santas iglesias, y los que sirven a los pobres. Y derrama Tu misericordia sobre todos nosotros.
S: Y concédenos que con una sola voz y un solo corazón glorifiquemos y alabemos Tu santísimo y majestuoso nombre; Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
P: Amén.
S: La misericordia de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo estén + con todos ustedes.
P: Y con tu espíritu.
Anáfora de San Juan Crisóstomo de lla Liturgia oriental
La Santa Anáfora
D: De pie. Permanezcamos llenos de asombro. Estemos atentos, para que podamos presentar la santa ofrenda en paz.
P: Misericordia y paz, un sacrificio de alabanza.
S: La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo + estén con todos ustedes.
P: Y con tu espíritu.
S: Levantemos el corazón.
P: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
S: Demos gracias al Señor.
P: Es justo y necesario (adorar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, la Trinidad Una en esencia e inseparable.)
S: Es justo y necesario cantarte, bendecirte, alabarte, darte gracias y adorarte en todos los lugares de Tu dominio; pues Tú eres Dios inefable, incomprensible, invisible, más allá del entendimiento, eterno e inmutable, Tú y Tu Hijo unigénito y Tu Santo Espíritu. Tú nos creaste de la nada, y cuando caímos, Tú nos levantaste de nuevo. No escatimas en hacer cualquier cosa hasta llevarnos al cielo y darnos Tu reino venidero. Por todo esto Te damos gracias a Ti, a Tu Hijo unigénito y a Tu Santo Espíritu; por todas las cosas que sabemos y por las que ignoramos, por las bendiciones concedidas que vemos y las que no vemos. También Te damos gracias por esta liturgia que Te dignas aceptar de nuestras manos, a pesar de que Tú estás rodeado de miles de Arcángeles y decenas de miles de Ángeles, por los Querubines y los Serafines, con seis alas, muchos ojos que aletean,
S: Cantando, proclamando, gritando y diciendo el himno triunfal:
(De Rodillas)
P: Santo, santo, santo, es el Señor Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de Tu gloria, Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
S: Junto con estos bienaventurados espíritus, misericordioso Señor, nosotros también proclamamos y decimos: Tú eres santo, santísimo, Tú y Tu Hijo unigénito y Tu Santo Espíritu. Tú eres santo, santísimo y sublime en Tu gloria. Tanto amaste a Tu mundo que diste a Tu Hijo unigénito para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Él vino y cumplió el plan divino por nosotros. En la noche en que iba a ser entregado, o más bien. cuando Él se entregó a Sí mismo por la vida del mundo, tomó pan en Sus santas, puras e inmaculadas manos, dio gracias, lo bendijo, santificó, partió y lo dio a sus santos discípulos y apóstoles diciendo
(El sacerdote y el diácono señalan al diskos.)
S: TOMAD, COMED, ESTO ES MI CUERPO QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
P: Amén.
(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)
S: De igual forma, acabada la cena, tomó el cáliz, diciendo:
(El sacerdote y el diácono señalan al cáliz.)
S: BEBED TODOS DE ÉL; ESTO ES MI SANGRE, SANGRE DE LA NUEVA ALIANZA DERAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
P: Amén.
(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)
S: Así pues, conmemorando el mandamiento del Salvador, y todo lo que sucedió por nosotros, la cruz, el sepulcro, la resurrección al tercer día, la ascensión al cielo, la entronización a la derecha del Padre y la segunda y gloriosa venida,
(El sacerdote eleva el diskos y el cáliz.)
S: Te ofrecemos estos dones de Tus propios dones, en nombre todos y por todos.
P: Te alabamos, Te bendecimos, Te damos gracias y Te suplicamos, Señor Dios nuestro.
S: Nuevamente Te ofrecemos este sacrificio espiritual sin derramamiento de sangre y Te pedimos, Te rogamos y Te suplicamos: manda a Tu Santo Espíritu sobre nosotros y sobre estos dones que te presentamos.
(D: Reverendo padre, bendice el pan santo.)
Y transforma este pan + en el Cuerpo precioso de Tu Cristo.
(Bendice el Pan.)
(D: Amén. Reverendo padre, bendice el santo cáliz.)
S: Y transforma lo que hay en este Cáliz + en la Sangre preciosa de Tu Cristo.
(Bendice el Cáliz.)
(D: Amén. Reverendo padre, bendice ambos.)
S: Transfórmalos + por Tu Espíritu Santo.
(Bendice ambos.)
(D: Amén, Amén, Amén.)
(El sacerdote y el diácono hacen una profunda reverencia.)
S: De modo que para los que participemos de ellos sean bien para el alma, el perdón de los pecados, la comunión de Tu Santo Espíritu, la plenitud del reino celestial, confianza delante de Ti, y no juicio o condenación. De nuevo te presentamos este sacrificio espiritual por aquellos que descansan en la fe, ancestros, padres, patriarcas, profetas, apóstoles, predicadores, evangelistas, mártires, confesores, ascetas, y por todo espíritu justo perfeccionado por la fe.
S: Especialmente por nuestra Señora, la santísima, inmaculada, bienaventurada, gloriosa, Madre de Dios y siempre virgen María.
(De Pie)
P: En verdad es justo bendecirte, bienaventurada, inmaculada y madre de nuestro Dios. Más honorable que los Querubines, y sin comparación más gloriosa que los Serafines, que siendo Virgen, diste a luz a Dios, la Palabra. Te glorificamos, verdadera Madre de Dios.
((Durante el tiempo de pascua)
P: El Ángel saludó a la Santa Madre: "Salve, Virgen pura." Y nuevamente dijo: "Salve, porque al tercer día tu Hijo se levantó de la tumba y levantó a los muertos. Por eso, llénense de gozo todos los pueblos.
Brilla, Brilla Nueva Jerusalén, porque la Gloria del Señor está sobre ti. Salta de gozo y regocíjate el día de hoy, Sión. Y tu, inmaculada Madre de Dios, gloríate en la resurrección de aquel a quien diste a luz.)
S: Por San Juan Bautista, el profeta y precursor; por los santos, gloriosos y honorables Apóstoles; por San(Santo, Santa, los Santos) N. (y N.) cuya memoria celebramos hoy; y por todos Tus santos, Dios Nuestro, bendícenos por sus súplicas. Recuerda también a todos los que se durmieron en la esperanza de la resurrección a la vida eterna. N. (y N.) y concédeles el descanso, Dios Nuestro, en el resplandor de tu luz admirable. De nuevo, Te suplicamos, Señor, recuerda a todos los obispos que enseñan rectamente la palabra de Tu verdad, a todos los presbíteros, a todos los diáconos en servicio de Cristo, y a todos los ministros. También te ofrecemos este sacrificio espiritual por el mundo entero, por la Santa Iglesia Católica y Apostólica, por todos aquellos que viven en pureza y santidad. Y por todos aquellos en el servicio público; permíteles, Señor, servir y gobernar en paz de modo que por el cumplimiento fiel de sus deberes podamos tener una vida de paz y serenidad en piedad y santidad.
S: Ante todo, Señor, recuerda a Su Santidad, nuestro Pontífice Ecuménico N. Papa de Roma, a nuestro Eminentísimo señor Arzobispo Metropolitano N., a nuestro Ilustrísimo señor Obispo N. y a sus ilustres obispos auxiliares. Concédeles servir a tu Santa Iglesia en paz. Consérvalos salvos, honorables y saludables por muchos años, enseñando la palabra de Tu verdad.
D: Recuerda también, Señor, aquellos que vienen a la mente de cada uno de nosotros y a todo Tu pueblo.
P: Y a todo Tu pueblo.
S: Recuerda, Señor, la ciudad en la que vivimos, toda ciudad y país, y a los fieles que viven en ellos. Recuerda, Señor, a los viajeros, los enfermos, los que sufren, los cautivos, concédeles protección y salvación. Recuerda, Señor, a los que hacen obras de caridad, a los que sirven en Tus santas iglesias, y los que sirven a los pobres. Y derrama Tu misericordia sobre todos nosotros.
S: Y concédenos que con una sola voz y un solo corazón glorifiquemos y alabemos Tu santísimo y majestuoso nombre; Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
P: Amén.
S: La misericordia de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo estén + con todos ustedes.
P: Y con tu espíritu.
03 julio 2006
Tú estabas dentro, y yo fuera
San Agustín, que también se acusa de "amar tarde" nos dejó estas maravillosas palabras:
Te he amado demasiado tarde,
belleza siempre antigua y siempre nueva:
te he amado demasiado tarde.
Tú estabas dentro, y yo fuera;
y aquí era donde te buscaba.
Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo;
y tus obras que sin Ti no habrían existido,
me retenían lejos de ti.
Daba vueltas alrededor de ellas buscándote;
pero deslumbrado por ellas me olvidaba de mí mismo.
Pregunté a la tierra si era mi Dios
y me respondió que no;
y todos los seres que están en ella,
me hicieron la misma confesión.
Interrogué a todas las criaturas y me respondieron:
nosotras no somos tu Dios: búscale sobre nosotras.
Y volví a mí; entré dentro de mí mismo y me dije:
¿y tú quién eres?
Yo me respondí: soy un hombre racional y mortal.
¿Quién eres Tú, mi Señor y mi Dios,
único poderoso, único eterno,
incomprensible, inmenso, que siempre vives y en quien nada muere?
¿Quién eres Tú, y qué eres para mí?
Dilo, oh misericordia mía, dilo a tu pobre siervo.
Dilo en nombre de tu bondad:
¿qué eres Tú para mí?
Di a mi alma: Yo soy tu salud.
No me ocultes tu rostro, no sea que muera.
Déjame dirigirme a tu clemencia,
a mí que no soy más que tierra y ceniza.
Déjame hablar a tu misericordia,
pues ella ha sido grande sobre mí.
Dime, responde, oh misericordia mía,
en nombre de tus bondades,
¿qué eres Tú para mí?
Y he aquí que has hecho resonar
una gran voz en el fondo de mi corazón
y has roto mi sordera.
Me has iluminado y he visto tu luz
y he comprendido que eres mi Dios;
he aquí por qué te he conocido.
Sí te he conocido
y he sabido que eres mi Dios.
He creído que eres el verdadero Dios
y el que has enviado es el Cristo.
maldito el tiempo en que no te conocí;
maldita esa ceguedad que me impedía verte;
maldita esa sordera en la que no te oía;
maldito el tiempo en que no te he amado.
Te he amado demasiado tarde,
oh belleza siempre antigua y siempre nueva.
¡Te he amado demasiado tarde!
02 mayo 2006
Perlas Sufíes
La mística musulmana
El sufismo se define a sí mismo como el "corazón del Islam", su alma, su fuente de vida. Toda religión vive la tentación de la esclerotización ritual y dogmática. Consciente de ello, el sufismo se presenta como profundización espiritual de los gestos, oraciones y obligaciones de todo musulmán. Toda realidad aparece ante sus ojos como compuesta de una exterioridad y de una interioridad, de una "letra" y de un "sentido".
El sufí se sumerge en el mar de la exterioridad, de lo visible, de las apariencias, para buscar ahí, en lo profundo, su sentido, su alma, su fuente. La exterioridad -el rito, el dogma, la literalidad del Corán, etc.- no pierden nada de su valor, pero el místico decide no quedarse en la superficialidad de las cosas para conocer lo que da vida a esa letra. Así como la letra sin su sentido es letra muerta y el cuerpo sin corazón es cuerpo sin vida, el Islam vive de la savia de su mística.
Presentamos a continuación el camino sufí a través de diez textos que son como diez perlas que expresan la necesaria purificación del corazón hasta llegar a ser verdadero espejo de Dios. Como veremos en algunos de los textos siguientes, el sufismo centra su reflexión espiritual en el corazón.
1. La purificación del corazón
Lo primero que ha de hacer el místico es purificar su corazón y orientarlo hacia Dios para que sea fiel reflejo de los rayos divinos que se proyectan sobre él:
"Cuando uno posee un espejo polvoriento y oxidado y desea que refleje el sol perfectamente, será necesario poner en obra dos tipos de operaciones: pulir el espejo -que se efectúa por el dhikr [la invocación a Dios y el tenerle siempre presente]- y orientar este espejo hacia el sol, para que el sol se refleje perfectamente. Se pueden hacer horas y horas de dhikr, pero si no se orientan correctamente es tiempo perdido."
(Sidi Hamza al-Qâdiri Boudchich s. XXI)
Sabemos que la oración no transforma automáticamente el corazón del hombre. Es preciso que esté bien "orientada", pues, como cualquier acto humano, posee una ambigüedad intrínseca: puede ser tanto signo del más puro amor a Dios como del narcisismo espiritual más radical.
2. La desposesión del yo
Por eso, la oración no puede ser un replegamiento sobre sí, sino un camino de desposesión del yo:
"Ser sufí es desasirse de toda preocupación, y la peor de todas es la del yo. Mientras te ocupas de ti, estás separado de Allâh. La vía hacia él es sólo de un paso: salir de ti mismo".
(Junayd, s. IX-X)
3. La desaparición de la dualidad
Poco a poco, el yo va desapareciendo para que Dios tome todo el protagonismo. Aquel "conviene que Él crezca y que yo disminuya" (Jn 3,30) de Juan Bautista refiriéndose a Jesús, es vivido en toda su radicalidad por el sufismo con respecto a Dios. El hombre no sólo decrece sino que acaba desapareciendo por completo:
"Del estadio del "yo", el sufí pasa al de "no soy yo y Tú eres"; luego al estadio de "yo no soy y Tú no eres", porque el sufí es ahora uno con el Uno. La visión de Allâh y la recepción de su luz significa unificación y unión con su esencia, que es la Luz de las luces".
(Al-Sohrawardî, s. XII)
Cuando el sufí se desposee completamente de su "yo" no queda ya más que el "Tú" de Dios. Sin embargo, éste no es el último estadio de la unión con Dios puesto que Dios todavía es un "Tú", y por tanto quedan aún restos de alteridad entre Dios y el hombre. Es preciso que Dios como un "Tú" desaparezca también.
4. Ver a Dios en el hombre y al hombre en Dios
Por eso Hallâj puede clamar diciendo: "Yo soy Dios" (lit. "lo Real"), y tener la osadía de decir:
"Yo soy aquel a quien amo,
y aquel a quien amo es yo
Somos dos espíritus que moran en un cuerpo
Cuando me ves a mí le ves a él,
y cuando le ves a él, nos ves a los dos."
(Hallâj, s. X)
Pocos textos de la tradición musulmana se acercan tanto a la experiencia cristiana de que en un hombre, Jesús de Nazaret, se ha hecho presente Dios mismo.
5. El camino 'crístico' de algunos sufís
Hallâj siente que su camino de identificación con Dios pasa por seguir las huellas del Jesús crucificado. Antes de ser clavado en un madero, ve a la muerte como las puertas de la vida:
Dadme muerte, compañeros.
En morir está la vida,
mi morir es sobrevivir.
Mi vida es morir.
La abolición de mi ser es el mejor de los dones.
Sobrevivir, el peor de los daños.
Mi vida ha disgustado a mi alma
entre esas ruinas que se desmoronan.
Matadme, dad a las llamas
mis huesos perecederos.
(Hallâj, ss. IX-X)
6. Dar a luz al Jesús que llevamos dentro
En el sufismo, Jesús es presentado a menudo como modelo de la perfección espiritual y, para algunos místicos, este camino pasa por dejar que nuestro cuerpo engendre al Jesús que llevamos dentro:
"Nuestro cuerpo es semejante a María: cada uno tiene un Jesús en su interior, pero éste no puede nacer hasta que los dolores de parto no se manifiesten en nosotros."
(Rûmî, s. XIII)
7. La iniciativa es de Dios
En este camino de desposesión, Dios tiene siempre la iniciativa. Así se lo recuerda Jesús a sus discípulos: "no me habéis vosotros elegido, fui yo mismo quien os elegí" (Jn 15). Al-Bistâmî, uno de los primeros místicos del Islam vive la misma experiencia:
"Al principio estaba yo equivocado en cuatro puntos. Me aplicaba a tener a Allâh presente, a conocerle, a amarle y a buscarle. Al llegar al fin me di cuenta de que él me tenía presente antes que yo lo hiciera, que su conocimiento había precedido al mío, que su amor hacia mí había existido antes que el mío hacia él, y que me buscó antes que yo le buscara".
(Al-Bistâmî, s. IX)
8. En las soledades de la noche...
La relación del místico con Dios es descrita a menudo como la de dos amigos que pasan largas horas conversando y compartiendo mutuamente su intimidad. El lugar de tales encuentros es la alfombra del orante, que se convierte en su templo, en su tienda del encuentro, en su tierra sagrada. Por ello el creyente se descalza como Moisés ante la zarza ardiente. En ella, el místico pasa mucho más tiempo que el estricto de las cinco oraciones diarias. Dedica largas horas de la noche a esa conversación íntima. La noche no significa sólo la quietud, la paz y la soledad, sino también la trascendencia de todo lo creado, de todo lo que "aparece" durante el día. Por eso, en San Juan de la Cruz, es la noche la que junta al amado con su amada y, por eso también, Mahoma realiza su ascensión mística celeste de noche, hasta encontrarse con la fuente de toda luz. Esta ascensión del Profeta es el camino que todo peregrino debe realizar. Sin embargo, este viaje no consiste en ningún desplazamiento exterior sino en un viaje hasta el centro mismo de nosotros mismos, allá donde se descubre -con San Agustín- que "Dios es más íntimo que mi propia intimidad".
"Tengo un amigo que visito en las soledades,
presente, aunque escape a las miradas.
Me verás prestarle oído
para percibir su lenguaje
sin rumor de palabras.
Sus palabras no tienen vocales ni elocución,
ni nada de melodía de sonidos.
Es como si me hubiera hecho
interlocutor de mi mismo,
comunicando con mi inspiración,
con mi esencia, en mi esencia,
presente, ausente, cercano, alejado,
inaferrable a descripción por cualidades.
Está más próximo que la conciencia a la imaginación.
Es más íntimo que la centella de la inspiración."
(Hallâj, ss. IX-X)
9. La prosternación del corazón
La orientación del corazón es su qibla, su Meca, la dirección hacia la cual se prosterna su corazón. La prosternación corporal (suyûd) no es más que la exteriorización de la prosternación del corazón. Ahora bien, el místico sufí es aquel que encuentra a Dios en todas las cosas porque descubre que todas son teofanías de Dios. Por ello, todas las religiones exhalan un perfume de verdad, puesto que, a pesar de prosternarse hacia "cosas" diferentes en actitud de adoración, todas se prosternan hacia el Dios teofánico que se manifiesta en ellas.
La experiencia mística que lleva al reconocimiento de la presencia de Dios en todo está simbolizada en el sufismo de Ibn ´Arabî por la peregrinación a la Meca. La oración musulmana está siempre "orientada". Pero, si fuera posible orar desde el interior mismo de la Ka'aba no habría "dirección", o lo que es lo mismo, se descubriría que cualquier orientación es válida. La Ka'aba es para el musulmán el centro del mundo, el Polo del universo. De la misma forma que la brújula se vuelve loca en el Polo Norte, el corazón del creyente queda embriagado ante la presencia de la Ka'aba y descubre que Dios nos sorprende desde cualquier dirección. Si el centro del Cosmos es la Ka'aba, el centro del microcosmos, del hombre, es el corazón. Éste, igual que la Ka'aba, es como un cubo, es decir, enfocado hacia todas las direcciones del espacio, pues Dios se le acerca desde todos los lados. Ibn Arabî, situado desde ese centro del mundo vive su religión como la síntesis de todas las demás y dice:
Hubo tiempo en que yo censuraba a mi prójimo
si su religión era diversa de la mía.
Ya mi corazón acoge toda forma:
prado para las gacelas,
claustro para los monjes,
templo para los ídolos,
Ka'aba para el peregrino,
tablas de la ley,
volumen del Alcorán.
Amor es mi religión,
a cualquier parte que se oriente.
(Ibn 'Arabî, s. XIII)
10. Primacía de la caridad
El sufismo centra su preocupación en la transformación del corazón para la unión con Dios. El gran místico al-Ghâzâli (s. XI-XII) advierte contra la tentación de caer en un espiritualismo individualista y cita un dicho atribuido a Jesús.
"Jesús, la paz esté con él, vio a un hombre y le preguntó: "¿Qué haces?" - El otro respondió: "Estoy adorando a Dios". - Jesús replicó: "¿Y quién se cuida de tu subsistencia?" - "Mi hermano", [respondió]. [Jesús le dijo:] "Pues bien, tu hermano es mejor adorador que tú".
(al-Ghazâlî, s. XI)
Jaume Flaquer, sj.
Octubre de 2005
Los textos han sido extraídos de:
K.BEN DRISS, Sidi Hamza al-Qâdiri Boudchich: le renouveau du soufisme au Maroc.
FÉLIX PAREJA, La religiosidad musulmana.
RÛMÎ, N. Le Livre du dedans, V.
JOMIER, JACQUES, Jésus tel que Ghazâlî le présente dans "al-Ihyâ".
Los textos han sido extraídos de:
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08 abril 2006
...Expectantes en tu espera
y rompe sus olas en la fragil playa de mi vida
despierta ecos multiplicando sus llamadas
al aire, al sol y a la vida agradecida
que responde desde el bosque y la montaña
con gorjeos de pájaros y risas de hojas verdes,
que danzan sus gotas de lluvia irisando el alba
mientras elfos invisibles desgranan sus canciones
de sonidos inaudibles que callaban,
resonando secretamente en cánticos de gozo.
A su música, gozoso y triste resuena el eco de un lamento
del corazón atraído por espacios infinitos,
esperando la nave secreta que solo ellos conocen
para llevarnos al Reino más allá de las estrellas.
Navegaré con ellos hasta la Puerta aquella
que un dia me mostró todos los mundos
y me puso a danzar de puro gozo
entre mundos, cielos y estrellas infinitas.
Seguiré danzando, y eternamente amando
aquel mundo que a los pies sigue llorando,
con mi Amado invisible en un baile de estrellas,
con mi Amigo y Señor, en sus brazos, abrazando
gentes y mundos, galaxias y universos,
mientras como granillo de arena que Él puso en el camino
siento sobre mí los pies que trazan sendas nuevas,
para que allí amante lo espere y busque siempre,
junto a millares de seres y de gentes, y de mundos en danza,
pequeño granillo de arena sostenido en el abrazo
del Amor de mi Dios Altísimo y Amado.
Con Él, con mi Señor, lloraré y cantaré toda canción
que resuene en los cielos y en la tierra,
siendo amor en Él, ya que me importa
ser universo infinito, o ser tan solo,
en los caminos, una ínfima y olvidada partícula de arena.
Porque el mismo Amor llena lo inmenso,
lo pequeño, lo diverso, lo alejado o lo cercano y lo infinito.
¡Qué importará mientras sepa que eres Tú, mi Dios,
quien para siempre en tu Palabra y tu Silencio
no cesarás de ser en mí y amarme,
apareciendo ante mí con tus mil rostros
de Amante: del Amado y del Amigo...
Del Esposo que me espera siempre y me libera,
en eterno abrazo y en la danza consumada de los siglos
y universos que se mueven expectantes en tu espera.
Sabado santo, 2006
17 marzo 2006
Cultura y Diálogo interreligioso
Con respecto al diálogo hay muchos equívocos. En primer lugar, el diálogo verdadero se establece entre religiosos, no entre religiones. Los creyentes sinceros de toda religión, no tienen dificultad para comprenderse, pues se encuentran en esa dimensión religiosa fundamental que es común a la humanidad.
Los problemas suelen venir cuando entran en contacto dos comunidades o grupos religiosos, que se manifiestan precisamente en el terreno de la cultura. Esto es lo que provoca dificultades para la convivencia, que hay que resolver con mucha delicadeza. En el reciente caso de las viñetas sobre el Profeta, ha habido claramente una ofensa religiosa, que los musulmanes han percibido como una blasfemia. Pero después, la violencia que se ha desencadenado en muchos países musulmanes, no ha sido una reacción religiosa, sino cultural, descaradamente manipulada por oscuros intereses.