El loco
O su fama en boca de los hombres.
Un loco que en todos sus días nunca ha hecho una cosa prudente
Nunca ha calculado el costo, ni contado lo que otra cosechaba.
El fruto de su ingente siembra, contento con desparramar la semilla.
Un loco que es impenitente, y que pronto al final de todo
Reirá en su corazón solitario cuando el grano maduro caiga en los graneros,
Y los pobres sean llenos que andaban vacíos,
Aunque él ande hambriento.
Yo he derramado los espléndidos días que el Señor dio a mi juventud
Intentado cosas imposibles, juzgando que sólo ellas valían la pena
¿Fue locura o gracia? Sólo Dios me juzgará, no los hombres...
Yo he derramado mis espléndidos años.
Oh Dios, si tuviera esos años los derramaría de nuevo,
Cristo, los arrojaría de mí
Porque esto escuché en mi corazón:
que un hombre debe derramar, no muñir.
Hacer el hecho de hoy, no cuidar de los mañanas.
No debe negociar ni regatear con Dios;
¿o fue Eso un chiste de Cristo
Y este es mi pecado ante los hombres, haberle tomado la palabra?
Los leguleyos se han sentado en Concejo,
Los hombres de caras largas y listas,
Y han dicho "Este hombre es loco"
Y otros han dicho: "Blasfema".
Y los cuerdos han compadecido al loco, que ha apostado con su vida
(En el mundo de espacio y tiempo, entre el montón de cosas actuales)
A un sueño que fue soñado en el corazón,
y que solamente el corazón puede contener.
Oh cuerdos, adivinadme esto: ¿y qué si el sueño resulta verdad?
¿Si el sueño se realiza, y millones de aun no nacidos habitasen
En la casa que yo hice en mi corazón,
La noble casa de mi pensamiento?
Señor, yo he prendado mi vida, he prendado la vida de mi gente
Sobre la verdad de tu tremenda Palabra,
No recuerdes mis fallas
Recuerda esta mi fe.
Y así yo hablo.
Sí, antes que pase mi juventud ardiente,
Yo hablo a mi pueblo y digo:
Habéis de ser locos como yo: derramar y no ahorrar;
Aventurarlo todo, no sea perdáis lo que es más que todo,
Habéis de reclamar un milagro, tomándole a Cristo la palabra.
Y por esto yo responderé, oh mi pueblo,
Yo responderé ahora y después.
Oh pueblo al que he amado ¿por qué no responder juntos?"
("El loco", poema escrito por un loco y traducido por otro loco).
Bendita locura de Dios que me recuerda la preciosa explicación de Irina Gorainov en su biografía de S. Serafín de Sarov, el gran santo ruso del siglo 19, sobre los "yourodivi" de la Iglesia. de la tradición espiritual rusa. El santo, como Dios mismo, es impredecible, no sigue lógica alguna, en su santa y preciosa libertad.
¿No estamos llamados los cristianos a la santidad? ¿No estamos llamados a la libertad del verdadero Amor? Bendita locura, sí, que ha hecho a que los verdaderos santos sean vistos como pecadores y que los que se han dedicado toda su vida a parecer santos y lo hayan conseguido, se hayan convertido, quizás, en temibles pecadores impenitentes!
Este texto con el que me identifico lo he copiado de los foros de "El Testigo Fiel", del hilo sobre Genesis capítulos 1 y 2